Día Internacional del SAF

Desde 1999, cada 9 de septiembre se celebra el día mundial del Síndrome Alcohólico Fetal. Se celebra el día 9 del 9 por los nueve meses de embarazo.

El objetivo es de dar a conocer las consecuencias del consumo de alcohol durante el embarazo y las necesidades de los niños, adolescentes y jóvenes que sufren las secuelas de la ingesta de dicha sustancia durante su gestación.

El alcohol es soluble en el agua y la grasa corporal, por lo que la concentración de alcohol en el bebé es casi igual al de la madre, que no necesita ser alcohólica para dar a luz a un bebé con este síndrome. El riesgo se incrementa con un consumo elevado, pero incluso el llamado “consumo social” puede producir daño al feto, ya que simplemente 20 gramos de etanol ya es perjudicial. Y teniendo en cuenta que un vaso de vermut tiene 21 gramos y dos quintos de cerveza tiene 18 gramos, estas cantidades pueden parecer insignificantes, pero resultan fatales para el bebé.

Aunque muchas mujeres reducen o suprimen el consumo de alcohol durante la gestación, se estima que entre un 25%-50% de las mujeres embarazadas en la Unión Europea continúan consumiendo durante este periodo. En España, un estudio reciente indica que el 40,7% de mujeres embarazadas toma alcohol el primer mes de gestación y el 17,1% sigue tomando alcohol los tres últimos meses.

Por tanto, no se trata de un problema de unos pocos, sino de la sociedad en general. El Síndrome Alcohólico Fetal se ha convertido en la Unión Europea en la segunda causa de retraso mental tras el síndrome de Down, siendo la única causa cien por cien evitable.

Los daños que produce en el feto son muy numerosos: anomalías faciales características, trastorno del neurodesarrollo, microcefalia, deterioro intelectual (leve a moderado retraso mental), déficit de atención, hiperactividad, malformaciones cardíacas, tendencia al abuso de drogas y alcohol en la adolescencia y juventud, dificultades con el cumplimiento de las normas y en la aceptación de la autoridad, problemas con la justicia, dificultades para gestionar el dinero y el tiempo, dificultades para llevar una vida autónoma en la edad adulta, etc.

La incidencia del SAF en cada país varía. En España se calcula que puede afectar a 2 de cada 1.000 recién nacidos vivos, pero los Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF), que cursa con síntomas más sutiles (déficit de atención, dificultades de aprendizaje y alteraciones del comportamiento, que suele estar asociado a fracaso escolar e inicio precoz del consumo excesivo de alcohol), pueden afectar a una población 10 veces mayor.

En cuanto a la población adoptada, no hay datos oficiales, pero los niños procedentes tanto de adopción nacional como internacional, especialmente los de los países del Este, forman un número significativo de afectados por el Síndrome Alcohólico Fetal. En concreto, puede haber en torno a 20.000 menores adoptados procedentes de lo que se conoce como “el cinturón del vodka” (Rusia, Bielorrusia, Ucrania y ex repúblicas soviéticas). Según datos de otros países donde el problema está más estudiado, como es el caso de Suecia, el SAF afecta al 50% de los casos.

No existe un tratamiento específico para el SAF, por lo que es importante hacer un diagnóstico precoz y una intervención temprana para que los niños reciban ayuda en el aprendizaje escolar y el área social. Igualmente importante es dotar de los recursos necesarios a adolescentes y jóvenes afectados.

De todas las personas con necesidades especiales, aquellas que tienen SAF son las que menos parece que tengan ninguna necesidad especial. Si no se aportan ayudas a estas necesidades se les puede estar discriminando de una forma totalmente injusta.

Tolerancia Cero se une en esta fecha a más de 40 organizaciones en 24 países del mundo en la campaña promovida por la Alianza EUFASD , que pretende concienciar sobre los riesgos de consumir alcohol durante el embarazo y para llamar la atención a las distintas administraciones (educativas, sanitarias, judiciales, etc.) de la importancia de atender las necesidades de este colectivo y de mejorar la calidad de vida de las personas afectadas de SAF y sus familiares.

 

Alianza Europea del Saf

Campaña mundial Too Young to drink

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tolerancia Cero

Todo niño o niña adoptado ha sufrido, al menos, el trauma de la separación de la madre biológica, pero mientras la mayoría no tiene problemas para vincularse con su familia adoptiva, otros sí los tienen. Si al primer abandono le sumamos negligencia, abusos, malos tratos o el paso por distintas instituciones, los efectos negativos se agravarán.

Tolerancia Cero

Aunque muchas personas piensen que con mucho amor y aceptación, el niño/a adoptado va a emprender una nueva vida que le hará olvidar las experiencias traumáticas, negligencia emocional o maltrato institucional que previamente haya podido experimentar, lo cierto es que se necesita un trabajo de elaboración para superarlo, en el que la familia adoptiva juega un importante papel reparador.

Tolerancia Cero

La genética, un ambiente estimulante y una nutrición adecuada son factores fundamentales para el desarrollo cognitivo. La desnutrición y los efectos negativos en el cerebro durante el embarazo y los primeros años de vida pueden ser permanentes e irreversibles.

Tolerancia Cero

De todos los niños con necesidades educativas especiales, aquellos que han sufrido abandono, negligencia o maltrato, tanto intrauterino como en los primeros años de sus vidas, son los que menos parece que tengan ninguna necesidad especial. Si no se aportan ayudas a estas necesidades, el sistema educativo puede ser injustamente punitivo con ellos.

Drogas

El riesgo del consumo de drogas es evidente en cualquier persona pero más todavía en el caso de las mujeres embarazadas. Las cuatro drogas ilegales más consumidas son: marihuana, éxtasis y otras anfetaminas, heroína y cocaína. Su consumo durante el embarazo supone riesgos para el bebé.

Generalmente las drogas pueden hacer que haya un mayor riesgo de aborto, que el bebé tenga bajo peso, que sea prematuro, que tenga malformaciones congénitas, problemas de aprendizaje y de conducta, etc.

Las malformaciones y defectos más comunes en los bebés cuyas madres consumen drogas durante el embarazo son: espina bífida, atresia de esófago, ausencia de ano, rotura de la pared abdominal, alteraciones cardiovasculares y malformaciones renales y urinarias.

Efectos del cannabis

El hachís y la marihuana atraviesan la barrera placentaria y pueden provocar:

– Bajo peso en el recién nacido.

– Alteraciones en las funciones cognitivas y mentales del bebé.

– Aparición de trastornos de atención e hiperactividad.

El consumo de marihuana en el embarazo puede retrasar el crecimiento del feto y puede aumentar la posibilidad de tener un parto prematuro.

Una vez nacidos, los bebés expuestos a la marihuana durante el embarazo, presentan síntomas de dependencia, como temblores, trastornos del sueño y llantos excesivos.

Una mayor sensibilidad a la estimulación, patrones de sueño deficientes y mayor dificultad en la adaptación al tacto y cambio de entorno son otras de las características que presentan estos bebés.

Efectos de las anfetaminas y las drogas de síntesis

El consumo de este tipo de drogas ha aumentado en los últimos años. Los estudios al respecto son pocos pero revelan que el consumo de estas drogas tiene un efecto negativo en el crecimiento fetal, aumentando el riesgo de defectos cardiacos, congénitos y fisura palatina con labio leporino por el consumo de estas drogas.

El bajo peso de estos bebés puede desencadenar en una mayor probabilidad de tener otros problemas, entre ellos de aprendizaje.

Efectos de la cocaína

En los primeros meses de embarazo la cocaína puede aumentar el riesgo de aborto espontáneo y en los últimos un parto prematuro con inmadurez fetal.

El bajo peso también es una característica de los hijos de madres que consumen esta droga. Los niños con bajo peso al nacer o de partos prematuros tienen una mayor probabilidad de tener problemas cognitivos, hiperactividad, trastornos de personalidad y mayor predisposición a padecer trastornos neuropsiquiátricos en la edad adulta.

En lo que respecta a la madre, el consumo de cocaína puede causar desprendimiento de placenta. De ocurrir esto, se corre el riesgo de que no llegue al bebé oxígeno suficiente, con las consiguientes consecuencias en su desarrollo neurológico.

Efectos de los opiáceos

Los embarazos de mujeres que consumen opiáceos son considerados como de alto riesgo, ya que son más frecuentes los abortos espontáneos, los partos prematuros o con retraso del crecimiento, así como las muertes fetales intrauterinas.

Otros problemas que se pueden dar son el bajo peso al nacer con problemas de incapacidades permanentes, problemas respiratorios y defectos congénitos.

Una vez nacidos, pueden presentar diferentes síntomas como dependencia en los tres días después de nacer, estornudos, irritabilidad, diarrea, vómitos, llanto continuo, convulsiones y fiebre. Entre el 60% y el 80% de los nacidos de madres heroinómanas presentan en el momento del nacimiento un síndrome de abstinencia y posteriormente problemas de aprendizaje y de conducta.

La mayoría de las personas que consumen esta droga comparten jeringuillas, de forma que existe riesgo de contagio por el virus del SIDA y el de la hepatitis C. Al contraer estas enfermedades, las probabilidades de transmitirlas al bebé durante el embarazo o el parto son altas.