Entrevistas Tolerancia Cero

En el siguiente enlace puedes visitar nuestro canal de iVoox, donde conversamos con personas adoptadas y profesionales de la adopción y acogimiento sobre sus vivencias y experiencias.

Entrevistas Tolerancia Cero

Aquí también te dejamos enlaces a todos los podcasts publicados hasta la fecha. ¡Gracias por pasarte!

Entrevista con Luda Merino – Luda Merino Garrido

Hablando sobre adopción con Iratxe Serrano – Iratxe Serrano

Cómo enseñar a manejar el dinero a adolescentes con TEAF – Marga Muñiz

¿Cuándo fue la primera vez que sentiste blanco/a? – Cari McCay

Conductas de riesgo en la adolescencia – Vineyt Mirabent

Mindfulness en casa y en la escuela – Mariló Gascón

Visión y dificultades de aprendizaje – José Luis Arévalo

El impacto de la adversidad temprana en el presente – Rosa Fernández

PROYECTO LA VENTANA

Pincha en el siguiente enlace para descargar el pdf con la información sobre la página web de La Ventana.

Las familias opinan:

La Ventana nos ha representado CAMBIO, ESPERANZA.
Para nuestra familia ha sido un respiro y vaya que lo necesitábamos!
Su ayuda está siendo invaluable en lograr convertirnos en la familia que tanto queríamos y necesitábamos.
Que extraordinaria manera de sentirnos apoyados y guiados.
Estamos adquiriendo SEGURIDAD en la crianza de nuestro hijo y esto ha sido un regalo maravilloso para él, para nosotros, para nuestra familia. Y más, después de pasar años sintiendo que se recorre el camino de la paternidad, dando tumbos.
Nuestro agradecimiento más grande y desde lejos por su gran ayuda y apoyo.

Qué grandiosa labor la que realizan, Marga y Rafa!
GRACIAS!

V.B. Ensenada (México)


Para mi, conoceros, ha sido lo mejor que me ha pasado en años. Me siento apoyada, respaldada y ayudada por profesionales que saben de que hablo. Se que es un largo camino, pero en cada sesión renuevo la esperanza y las ganas de continuar aprendiendo con vosotros…
Gracias por estar tan cerca.

A.C. El Puerto de Santa María (Cádiz)


Hace años, cuando nuestro hijo era pequeño,  la vida nos acercó a Marga Muñiz. Cuando más desorientadas estábamos ella nos enseñó que existe otra mirada y nos ayudó mucho, muchísimo conocerlo.
Ahora se ha abierto la ventana y está entrando en nuestras vidas aire fresco y cargado de esperanza.
Gracias.

T.O. Ciudad Real


Ha sido y es imprescindible la ayuda de estos grandes profesionales, capaces de orientar a los chicos y a nosotros como padres, en la difícil tarea de comprender nuestras limitaciones y las de los muchachos. Y ayudarnos a ver más allá de su mero comportamiento. Gracias.

P.G. Puerto de Mazarrón (Murcia)


Para mí La Ventana es un espacio de acompañamiento  y guía , por parte de buenos e implicados profesionales, ante los retos de nuestra vida familiar ( en este caso como familia adoptiva); así como un lugar donde compartir, con otras familias, vivencias, sentimientos y emociones , sintiéndome comprendida y no juzgada .
Muchas gracias a todos por estar ahí.

R.G. Villanueva de la Serena (Badajoz)


Para nosotros,  el inicio de  » La  Ventana » fue una esperanza que se  abría  en un momento bastante complicado y esa esperanza sigue ahí , animando y dando fuerzas,  además vamos siguiendo y aplicando sus consejos e ideas.

M.J.G. Archena (Murcia)


Para nosotros La Ventana es un acompañamiento «continuo y perseverante» en la «perseverante y continua» tarea de acompañar a nuestros hijos e hijas. Es un cambio de mirada hacia ellos y sobre todo hacia toda la infancia y adolescencia que espero que nos impregne a nosotros y nosotras y a toda la sociedad.  Muchas gracias por estar ahí.

P.A. Moratalla (Murcia)


 Nosotros llevamos años de un lado para otro intentando hacer lo mejor para nuestra hija, sin saber  que nos  pasaba  ,llenos de contradicciones por parte de unos y otros . Hace unos meses formamos parte de este grupo.  !Sorpresa ,! cuántas cosas que me decían, ahora gracias a la Ventana las entiendo de otra manera, y poco a poco hemos empezado a estar y entender mejor a nuestra hija ,ahora tiene 19 años y es complicado,  los temas que se abordan en las sesiones son muy interesantes y aprendemos mucho de todos vosotros. Gracias a la Ventana  saldremos adelante.

N.P. Cuenca


Tengo la sensación de que estamos dándole la vuelta a todo lo que habíamos aprendido. Me gusta más este modelo educativo que el que yo recibí, pero no me resulta fácil desaprender. Las diferentes propuestas y temas que hemos ido viendo en La ventana suponen un cambio de perspectiva que le da la vuelta a todo lo aprendido. Esta ventana nos hace asomarnos a una realidad diferente porque nos cambia la mirada.

A.M. Badajoz


La Ventana es presencia y acompañamiento, cuidar y cuidarse, ayuda, autoconocimiento, comprender y aprender,  paciencia, incondicionalidad, aceptación, otra mirada, no juzgar, reinventarse… Es por donde entra el aire y la luz que nuestros hijos y nosotros tanto necesitamos.

S.G. Villanueva de la Serena (Badajoz)


Somos papás de un niño de 9 años de origen chino .
La Ventana de Albores está siendo para nosotros un «Rayo de luz».
Marga Muniz y Rafa Llor son dos grandes profesionales que nos orientan y nos dan pautas muy claras para poder acompañar, de la mejor manera, a nuestro hijo en su crecimiento emocional.
Al ser las sesiones «on line» la distancia geográfica y el horario no son un inconveniente, pues se adaptan a tu disponibilidad.
Te ofrecen también la opción de participar en sesiones grupales con otras familias lo cual te permite compartir tus inquietudes.
En resumen, nosotros estamos encantados.
 

R.R Ibiza

10 COSAS QUE MI HIJ@ QUERRÍA QUE YO SUPIERA

1. MI VIDA EMPEZÓ NUEVE MESES ANTES DE NACER

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Según las últimas investigaciones, el bebé antes de nacer puede ver, oír, experimentar, degustar y, de manera primitiva, aprender. Estas experiencias empiezan a definir y modelar la vida emocional del niño.

La ansiedad crónica, o una ambivalencia con respecto a la maternidad, pueden dejar una huella profunda en la personalidad del niño si, por ejemplo se siente rechazado, este sentimiento se podrá convertir en la lente a través de la que en un futuro verá la vida.

Debido a que la mayoría de los niños adoptados son el resultado de embarazos no deseados, o en circunstancias complejas, es frecuente que la tensión emocional de la madre tenga un impacto negativo en el niño: hiperactividad, déficit de atención, baja autoestima, ansiedad, problemas de conducta, etc.

2. ANTES DE QUE ME ADOPTARAIS SUFRÍ UNA PROFUNDA PÉRDIDA.NECESITO ELABORAR EL DUELO POR ESA PÉRDIDA

Tanto si adoptamos un bebé, como si adoptamos un niño mayor creemos, erróneamente, que el pasado queda atrás. La realidad es que muchos aspectos de sus pérdidas se van a manifestar en sus nuevas familias, sin importar la edad en que fueron adoptados.

A veces no es fácil reconocer las consecuencias de esas pérdidas porque no son fáciles de identificar y los niños no son capaces de elaborar mediante el lenguaje el dolor por esas pérdidas. Pero debemos estar atentos a algunas de las reacciones más frecuentes que provoca:

  • Ira
  • Tristeza
  • Resentimiento
  • Hiperactividad
  • Problemas de atención
  • Conductas regresivas
  • Pérdida de apetito
  • Problemas escolares

La elaboración de un duelo por la familia de origen consiste en acompañarlo en la expresión de los sentimientos que este conocimiento despierta en las distintas etapas de su desarrollo, ya que para elaborar un duelo es necesario expresar, poner en palabras la situación emocional vivida.

La elaboración de este duelo no se realiza en un momento concreto, sino que corresponde a un proceso gradual y continuo, según las distintas etapas evolutivas.

3. SI NO ELABORO Y SUPERO MI PÉRDIDA, PUEDE MANIFESTARSE EN FORMA DE RABIA HACIA VOSOTROS

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El mejor indicador de que un niño/a tiene una lealtad oculta hacia su madre biológica es su rechazo hacia la madre adoptiva. En este caso estaría proyectando sobre la madre adoptiva sentimientos que corresponden a la madre biológica.

La rabia es un sentimiento que no se debe reprimir. Es el síntoma de que hay algún problema que necesita confrontarse. Asegúrate de que tu hijo/a sabe que la razón por la que fue abandonado no tiene que ver con él, sino con la imposibilidad de criarlo por parte de la madre biológica.

Cuando la madre adoptiva no pretende ocupar el lugar de la madre biológica, el niño adoptado puede proyectar su rabia contra quien lo abandonó y su gratitud hacia quien la está criando.

4. TEMO HABER SIDO ABANDONADO POR MI MADRE BIOLÓGICA PORQUE NO ERA UN BUEN BEBÉ

Este sentimiento puede producir dos tipos de reacciones, debido al miedo a ser rechazado otra vez. Muchos tratan de manejar este sentimiento siendo personas complacientes: si lo hago todo bien, me querrán y no me abandonarán. Otros, siendo rebeldes: si no necesito su aprobación, entonces no me podrán herir cuando me rechacen.

Detrás de estas conductas hay un sentimiento de vergüenza por haber sido abandonado. Si no conseguimos sustituir este sentimiento por la verdad, puede vivir atemorizado toda su vida o crear un constante caos en la familia.

Si no conseguimos que supere este sentimiento de no haber sido lo suficientemente bueno, como para que su madre biológica lo conservara, su miedo a volver a ser abandonado será su compañero permanente a lo largo de la vida.

5. TENGO MIEDO DE QUE VOSOTROS TAMBIÉN ME ABANDONÉIS

El sentimiento de abandono es el primer miedo en la vida y es el origen de todo miedo posterior. En el caso de los niños adoptados no fue sólo un temor sino una realidad.

La inseguridad queda arraigada durante toda la vida, especialmente en el área de las relaciones interpersonales.

La capacidad para emprender actividades que lo llevarán hacia la realización de sus metas también queda afectada.

¿Qué podemos hacer para ayudarles?

Empatizar con ellos. Esto significa, identificarnos intelectual y emocionalmente con sus sentimientos, pensamientos y actitudes.

Enseñarles a gestionar sus sentimientos de victimización.

6. CUANDO EXPRESO MIS MIEDOS DE MANERA INADECUADA, AYUDADME CON RECURSOS PARA HACERLO MEJOR

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A los niños adoptados se les debe dar permiso para expresar sentimientos como enfado, rabia, odio, soledad, hostilidad, etc. Sin embargo, necesitan saber que estos sentimientos son permisibles, pero necesitan aprender a canalizarlos adecuadamente.

No seas permisivo ni lo disculpes. Establece límites claros. Enséñale a pensar por sí mismo. Deja que asuma las consecuencias de sus actos.

Resuelve cualquier duelo no elaborado de tu propia experiencia personal, de manera que no se te reestimule cuando tu hijo exprese esos sentimientos.  Nunca lo castigues cuando estés enfadado.  Después, asegúrate de decirle que lo quieres y que siempre te tendrá a su lado.

7. POR FAVOR, NO DIGÁIS QUE ME PAREZCO A VOSOTROS. NECESITO QUE RECONOZCÁIS NUESTRAS DIFERENCIAS Y LAS CELEBRÉIS

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Frases como ésta pueden ser percibidas por el adoptado como:

-Ser como vosotros es mejor.

-Ser tú mismo no es suficiente.

No aceptar las diferencias es una forma de rechazar sus raíces biológicas.

Los parecidos familiares dan un sentimiento de seguridad, de pertenencia. Las diferencias pueden ser una fuente de vergüenza o una invitación para conocer los lazos que le unen a su historia preadoptiva.

Celebrar las diferencias empieza con el reconocimiento de las mismas.

Así transmitimos que ser diferente no significa ser inferior, sino el fundamento para una buena autoestima.

8. EL HECHO DE QUE NO HABLE DE MI FAMILIA BIOLÓGICA NO SIGNIFICA QUE NO PIENSE EN ELLA

Muchos adoptados fantasean acerca de su familia biológica. Esto no es malo. Es una forma de aliviar el dolor de la pérdida. Si preguntamos, muchos dirán que no lo hacen.

  • Buscando una cara que le recuerde a la suya en medio de una multitud
  • Soñando con la familia feliz
  • Buscando figuras que reemplacen a los padres, por ejemplo, en las relaciones de pareja
  • Idealizando a las personas
  • Teniendo un espíritu crítico
  • Teniendo expectativas muy altas sobre sí mismo
  • Temiendo figuras de autoridad

Las fantasías pueden ser un buen mecanismo de defensa. Sin embargo, las fantasías pueden convertirse en patológicas y destructivas si provocan el aislamiento de la persona, y le impiden trabajar su sentimiento de pérdida y su dolor.

9. NECESITO SABER LA VERDAD SOBRE MIS ORÍGENES, NO IMPORTA LO DOLOROSO QUE RESULTEN LOS DETALLES

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Algunas de estas verdades pueden ser difíciles de decir y de asumir: violación, enfermedad mental, drogadicción, etc. Las preguntas deben ser respondidas con honestidad, teniendo en cuenta lo que pueden asumir.

Piensa y medita tus respuestas con anterioridad a sus preguntas. Cuando sea el momento, tu seguridad y tu serenidad le ayudará a entender que es correcto hacer preguntas y expresar los sentimientos.

Aprende a escuchar los mensajes verbales y no verbales de tu hijo. Te darán la clave para saber qué parte de la información le preocupa más. Estas cuestiones surgirán en cada etapa evolutiva de la vida y le ayudarán a crecer y a madurar.

10. AUNQUE PREGUNTE O BUSQUE A MI FAMILIA BIOLÓGICA, SIEMPRE QUERRÉ QUE SEÁIS MIS PADRES

Nuestr@ hij@ no está buscando alguien que nos reemplace. Tampoco implica que nuestra forma de ser familia no sea suficiente para el/ella. Lo que busca son respuestas a preguntas como ¿por qué me abandonaron? ¿A quién me parezco?.

Muchos adoptados esperan a que sus padres adoptivos mueran para emprender la búsqueda, por miedo a hacerles daño. Tienen una lucha interna entre su amor por los padres adoptivos y su necesidad de conocer sus orígenes.

Nuestras hijos tienen que sentirse libres de la necesidad de cuidar de nuestros sentimientos. Si su búsqueda reactiva tus propios temores de sentirte abandonado/a, busca ayuda profesional o de amigos, porque tu hij0 necesita tu ayuda para manejar lo que tiene por delante. La labor de los padres es reconocer y respetar la identidad completa de sus hijos, no pidiéndoles que renuncien a ninguna parte de sí mismos.

DOS DESEOS:

  • Me gustaría que enfatizaráis más mis potencialidades que mis carencias.
  • Algunas de las cosas que no os gustan de mí, puede que también sean vuestras y yo solo os hago de espejo. La mejor forma de ayudarme es que vosotros aprendáis a gestionarlo antes de pedirme a mí que lo haga yo.

El Taller de las Palabras

Érase una vez un Taller donde se aprendía a tejer Palabras. En ese taller también se reparaban todas aquellas que estaban rotas, heridas, mal cosidas o enredadas. Podían haber sido escritas con lápiz en un papel o podían haber sido oídas y estar grabadas a fuego en el corazón. Podían haber salido de la mano de una niña o de un niño o podían haber salido de la boca de un padre, de una madre, de una profesora o de un maestro impacientes porque no terminaban de hacerlo bien. A este taller, naturalmente, sólo llegaban las palabras que necesitaban arreglo, para eso era un taller. Seguro que estos niños y niñas sabían escribir muchas palabras con una bonita caligrafía y una ortografía perfecta. Seguro que también los adultos que estaban a su alrededor sabían decir muchas palabras hermosas, de esas que sirven de bálsamo al corazón.

Las razones por las que algunas palabras necesitaban  reparación eran muy variadas. Podía ser, por ejemplo, por una extraña ley que decía la edad a la que los niños y las niñas debían saber tejerlas bien. Era curioso que en ese país no existía ninguna ley que dijera a qué edad debían empezar a andar, a echar sus primeros dientes o a pronunciar las primeras palabras sus habitantes más pequeños,  pero sí existía una ley que decía cuándo debían aprender a tejer las palabras, y claro, algunos niños y niñas tenían su propio ritmo, que daba la casualidad que no  coincidía con el de la famosa ley.

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Para algunos pequeños tejedores el problema podía venir porque les costaba prestar atención  a lo que explicaba el maestro tejedor. No sabían por qué pero no podían estar sentados mucho rato. Se levantaban constantemente para afilar el lápiz, para recoger la goma que se les había caído o sencillamente porque no conseguían concentrarse en la tarea que estaban haciendo. Esto enfadaba mucho a todo el mundo, aunque ellos no entendieran muy bien la razón. El caso es que con tanto levantarse no “tenían asiento”, que decían los tejedores mayores, y por eso no aprendían a tejer en condiciones, con lo cual se llevaban sus buenas reprimendas. Ya les gustaría a ellos “tener asiento” y aprender, pero nada, no había manera. Lo peor era que ellos no sabían  por qué les costaba tanto estar quietos y atentos, así que a veces les entristecía que les pidieran algo que no podían hacer con la facilidad que lo hacían los demás pequeños tejedores.

También podía deberse a que estos pequeños habitantes no entendieran bien la lengua de los tejedores maestros.  Aunque hablaran esa lengua, todavía no la dominaban porque venían de países lejanos. Se habían incorporado a la escuela más tarde que el resto de sus compañeros  y por eso no estaban en igualdad de condiciones, aunque la ley de ese país decía que los pequeños habitantes que tuvieran la misma edad tenían que aprender a tejer palabras juntos y, además, hacerlos todos al mismo ritmo. Decían que era para que se sintieran iguales, pero aunque fueran tejedores muy sesudos los  del Ministerio de las Palabras y los Números, eso no sólo era un poco difícil de entender, sino, sobre todo, muy difícil de conseguir.

Así que toda esta situación provocaba no pocos problemas con los tejedores adultos, empeñados en cumplir con esas extrañas leyes. Los padres y madres, que dominaban el oficio de tejer palabras, culpaban a la escuela, y los maestros y maestras, todavía más expertos en el arte del telar, culpaban a las familias de que los pequeños no mostraran más destreza en estas labores tan fundamentales de la vida.

El caso es que unos y otros  decían cosas muy duras de oír para los aprendices de tejedores: que si no aprendían porque eran vagos,  que si era porque no prestaban atención, o lo que era peor, que no   aprendían porque no les daba la gana, porque para otras cosas eran muy listos. Esto siempre lo decían en alusión a la destreza que todos ellos mostraban para utilizar maquinas y aparatos  que a la mayoría de los adultos les resultaban difíciles de manejar.

Estos pequeños habitantes no sabían la razón por la que no tenían ningún problema con estos aparatos  y en cambio con una cosa tan sencilla como un lápiz y un papel la cosa se les complicaba. Pero no era porque ellos no pusieran interés. ¿A quién le gustaba que  lo tuvieran por torpe e inútil si hubieran podido tejer a la misma velocidad y con la misma destreza que los demás?

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Por cierto, que los pequeños tejedores habían observado que cuando a uno de ellos no les salían los dientes perfectamente alineados, les ponían unos extraños alambres , pero nunca les reñían por eso. Lo mismo pasaba cuando alguno no veía bien. Les ponían unos cristales enganchados a la nariz y a las orejas, pero nunca les recriminaban por ello. En cambio, si tenían problemas para recordar el orden en el que debían tejer las palabras para que tuvieran sentido o si una vez tejidas no eran capaces de entender qué significaban, entonces se enfadaban, les reñían y, a veces, hasta les quitaban algunos de esos aparatos con los que se divertían y se sentían que eran como los demás. La verdad es que no había quien entendiera a los adultos. Para una cosa que hacían igual de bien que los demás, iban y se los confiscaban hasta que fueran capaces de tejer mejor.

La existencia de un Taller donde se pudieran arreglar las palabras fue un gran descubrimiento para estos pequeños habitantes, especialmente porque les ayudaba a aprender arreglando los motivos por los que les costaba tanto tejer bien, y, además, porque se hacía con uno de sus aparatos favoritos. Para muchos tejedores adultos fue también un descubrimiento el tomar conciencia de algunas de las leyes injustas del país. También de lo injusto que era enfadarse con los habitantes pequeños que no sabían tejer correctamente, cuando nunca se enfadaban con aquellos que no veían bien o que no tenían los dientes debidamente alineados. En estos casos se limitaban a darles los medios para solucionar estos problemas, que era lo mismo que necesitaban los pequeños aprendices de tejedores, medios para aprender a tejer palabras adecuadamente. Los tejedores adultos también se dieron cuenta de que ellos sabían tejer palabras en papel, pero no siempre sabían tejer palabras en el corazón, palabras de ánimo y de reconocimiento para que sus pequeños vástagos crecieran sanos y fuertes no sólo en sus cuerpos sino también en sus almas.

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A medida que los pequeños habitantes mejoraban en el arte de tejer palabras iban mejorando también sus calificaciones en cono, matemáticas, lengua, etc., claro que todos, pequeños y adultos, necesitaron de paciencia para ver los resultados. La paciencia de los campesinos, como decía la tejedora directora del Taller, porque los agricultores para obtener una buena cosecha primero tienen que arar la tierra, regarla, abonarla, quitar las malas hierbas y finalmente esperar que aquella semilla que  sembró el año anterior, se convirtiera en una jugosa fruta, una rica hortaliza o  una hermosa flor.

Y aquí se termina la historia de este Taller donde se aprende a tejer y a reparar palabras, no sólo en el papel, sino también en el corazón.

¿Por qué no avanzan en la escuela al mismo ritmo que los demás?

Un niño o una niña de 6 años, con un entorno familiar y escolar adecuado, tiene un lenguaje expresivo (palabras que usa habitualmente) de unas 2.600 palabras y un vocabulario receptivo (palabras que entiende) de 20.000 a 24.000 palabras.

Un niño adoptado a los 5 años, cuya lengua materna fuera diferente, tendría que aprender un promedio de 54 palabras nuevas todos los días con el fin de igualar las habilidades de comprensión del lenguaje de sus compañeros de 6 años. Además, mientras que el niño adoptado se está poniendo  al día, sus amigos de 6 años, ya han añadido un promedio de 5.000 palabras a su vocabulario.

En resumen, esperar que los niños mayores adoptados alcancen en un plazo de 1 a 2 años a sus compañeros en las competencias del nuevo idioma es un poco complicado.

Lo que suele ocurrir es que mientras los demás alumnos avanzan a un determinado ritmo, ellos parece que se estancan después de un momento inicial sorprendentemente rápido de aprendizaje de la nueva lengua. Esto es debido a lo que se conoce como Déficit Cognoscitivo Acumulativo y es importante conocer sus implicaciones en el aprendizaje escolar para tener expectativas realistas y no ser injustamente punitivos con los niños, tanto desde la escuela como desde la familia.