Las evidencias, tanto clínicas como experimentales, sobre el efecto teratógeno del etanol contenido en las bebidas alcohólicas, es hoy en día incuestionable. Desde 1973 están descritas las secuelas que provocan en el feto en formación cuando se consume alcohol durante el embarazo. Sin embargo, estas evidencias contrastan con el desconocimiento que hay, en general, entre los profesionales de la salud.
En un estudio llevado a cabo en la ciudad de Valencia por Yurena Alonso Esteban titulado: Síndrome Alcohólico Fetal y Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal: Nivel de conocimientos y actitudes de los profesionales socio-sanitarios, los resultados señalan la falta de formación respecto a medidas preventivas, de detección del consumo de alcohol, de diagnóstico y de pronóstico e intervención en niños expuestos al alcohol durante la gestación y la lactancia.
El propósito de ese estudio era recabar información general de los profesionales de la salud, sobre las prácticas, conocimientos y actitudes, tanto en el diagnóstico, tratamiento, como en la prevención de los Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF) y el Síndrome Alcohólico Fetal (SAF), su versión más severa.
EL 77,33% de los médicos encuestados tenían más de 15 años de experiencia en el ejercicio profesional. He aquí algunos de los sorprendentes resultados de la investigación.
Sólo un 9% de los profesionales se sentían preparados para hacer un diagnóstico.
Sorprende esta respuesta porque, según los especialistas, no hay ninguna cantidad mínima de consumo de alcohol durante el embarazo que pueda considerarse segura.
Estas opiniones del personal sanitario encuestado indica el desconocimiento que hay sobre el Síndrome Alcohólico Fetal ya que la ingesta de alcohol durante el embarazo provoca secuelas en el sistema neurológico del feto que son irreversibles, por lo que no existe cura posible. Se trata de la segunda causa congénita de retraso mental en la Unión Europea, después del Síndrome de Down.
No existe un tratamiento específico para el SAF, por lo que es importante hacer un diagnóstico precoz y una intervención temprana para que los niños reciban ayuda en el aprendizaje escolar y el área social. Igualmente importante es dotar de los recursos necesarios a adolescentes y jóvenes afectados.
Es incomprensible que los profesionales de la salud tengan tanto desconocimiento sobre los efectos del consumo de alcohol durante el embarazo, más teniendo en cuenta que, según estudios recientes el 45% de las mujeres españolas consumen alcohol durante el primer trimestre y en torno al 17% continúan haciéndolo durante toda la gestación. Quizás haya que replantearse qué hay detrás del espectacular aumento de niños y niñas diagnosticados de hiperactividad en los últimos tiempos, ya que ese es una de las secuelas que provoca el alcohol durante el embarazo.
Existe una alta prevalencia en niños, adolescentes y jóvenes adoptados procedentes de los Países del Este, pero se está convirtiendo en un problema de Salud Pública que afecta a toda la sociedad. No se trata de familias desestructuradas o en riesgo de exclusión social. Estamos hablando de consumo social. Y según las últimas estadísticas, en el caso de las mujeres, los niveles más altos de exposición al alcohol se dan en aquellas mujeres que tienen mayores niveles de estudios.
Todos estos resultados son suficientemente llamativos como para alertar a las autoridades sobre la necesidad de poner en marcha medidas preventivas del consumo de alcohol durante el embarazo, proveer de la formación necesaria a los profesionales de la salud para hacer diagnósticos adecuados y ofrecer recursos y herramientas eficaces a la población afectada.
Marga Muñiz Aguilar
Móvil 669 642 832