Todo niño o niña adoptado ha sufrido, al menos, el trauma de la separación de la madre biológica, pero mientras la mayoría no tiene problemas para vincularse con su familia adoptiva, otros sí los tienen.
Tolerancia Cero
Aunque muchas personas piensen que con mucho amor y aceptación, el niño/a adoptado va a emprender una nueva vida que le hará olvidar las experiencias traumáticas, negligencia emocional o maltrato institucional que previamente haya podido experimentar, lo cierto es que se necesita un trabajo de elaboración para superarlo, en el que la familia adoptiva juega un importante papel reparador.
Tolerancia Cero
La genética, un ambiente estimulante y una nutrición adecuada son factores fundamentales para el desarrollo cognitivo. La desnutrición y los efectos negativos en el cerebro durante el embarazo y los primeros años de vida pueden ser permanentes e irreversibles.
Tolerancia Cero
De todos los niños con necesidades educativas especiales, aquellos que han sufrido abandono, negligencia o maltrato, tanto intrauterino como en los primeros años de sus vidas, son los que menos parece que tengan ninguna necesidad especial. Si no se aportan ayudas a estas necesidades, el sistema educativo puede ser injustamente punitivo con ellos.
Drogas
El riesgo del consumo de drogas es evidente en cualquier persona pero más todavía en el caso de las mujeres embarazadas. Las cuatro drogas ilegales más consumidas son: marihuana, éxtasis y otras anfetaminas, heroína y cocaína. Su consumo durante el embarazo supone riesgos para el bebé.
Tabaco
Tolerancia Cero al consumo de tabaco durante la gestación. Este provoca una reducción del peso, talla y perímetro craneal del recién nacido, ya que la nicotina atraviesa la placenta y actúa directamente sobre el embrión y el feto durante su desarrollo.
Alcohol
Tolerancia Cero al consumo de alcohol durante la gestación. Es importante conocer los efectos de su consumo en el feto en formación y su posterior repercusión en el aprendizaje escolar.
Desde 1999, cada 9 de septiembre se celebra el día mundial del Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal. Se dispuso que fuera el día 9 del 9 por los nueve meses de embarazo.
El objetivo es de dar a conocer las consecuencias del consumo de alcohol durante el embarazo y las necesidades de los niños, adolescentes y jóvenes que sufren las secuelas de la ingesta de dicha sustancia durante su gestación. en general. Porque incluso el llamado “consumo social” puede producir daño al feto y el riesgo se incrementa con un consumo elevado.
Los daños que la ingesta de alcohol produce en el feto son muy numerosos y NO existe un tratamiento específico para el TEAF, por lo que es importante hacer un diagnóstico precoz y una intervención temprana para que los niños reciban ayuda en el aprendizaje escolar y el área social. Porque de todas las personas con necesidades especiales, aquellas que tienen TEAF son las que menos parece que tengan ninguna necesidad especial. Si no se aportan ayudas a estas necesidades se les puede estar discriminando de una forma totalmente injusta. Por eso es tan importante dotar de los recursos necesarios a adolescentes y jóvenes afectados.
En esta fecha nos unimos a más de 40 organizaciones en 24 países del mundo para concienciar sobre los riesgos de consumir alcohol durante el embarazo y para llamar la atención a las distintas administraciones (educativas, sanitarias, judiciales, etc.) de la importancia de atender las necesidades de este colectivo y de mejorar la calidad de vida de las personas afectadas de TEAF y sus familiares.
Y en este año hemos querido poner el foco en Samuel Cañizares, dibujante y tatuador. Artista polifacético. Por ello compartimos este video realizado por la Asociación de familias afectadas por el Síndrome Alcohólico Fetal (AFASAF) un magnífico trabajo audiovisual donde expresa sus sentimientos y su mirada del mundo como una persona afectada de TEAF.
VIVIR CON TEAF. Samuel. Por Marga Muñiz Aguilar
Conocí a Samuel poco antes de que cumpliera 18 años. Paradojas de la vida, nos puso en contacto el equipo del Clinic de Barcelona que le hizo el diagnóstico de TEAF, aunque mi consulta estaba a menos de 15 minutos de su casa. Yo hacía años que trabajaba con menores, adolescentes y jóvenes afectados, pero su familia no me conocía a mí ni yo a ellos, a pesar de vivir tan cerca.
Desde el principio me impactaron los dibujos que me enseñaba y a los que él no daba la menor importancia. El desgarro de muchos de los rostros, la minuciosidad de los detalles de cada pliegue de la cara, especialmente los de las personas mayores, la fuerza de las miradas… y también el dolor que había detrás de cada uno de esos dibujos.
Trabajamos durante un tiempo, pero cuando quería ahondar en ese dolor, él lo rehuía. No era el momento.
Hace unos meses retomamos el trabajo, al que se unió también Rafa Llor, ya que trabajamos juntos en La Ventana. Desde el principio vimos el potencial para trabajar su mundo emocional a través de sus dibujos. Y en ello estamos.
Al mismo tiempo empezamos a orientarle profesionalmente en esa dirección. Sus primeros trabajos fueron para algunas familias de La Ventana que le encargaron dibujos de sus hijos hechos a partir de una fotografía. También contactamos con la directora de una galería de arte que le animó a empezar a hacer exposiciones en centros culturales y asociaciones, para dar a conocer su arte. Igualmente le animamos a que terminara sus estudios de Tatuaje y que emprendiera, como autónomo, este trabajo, que ya venía haciendo desde un tiempo atrás. En definitiva, que se centrara en sus potencialidades y no en sus limitaciones.
Desde aquí queremos dar la enhorabuena a su madre, que nunca desfalleció a pesar de muchas experiencias difíciles, desencuentros y conflictos. Lo importante es hacer camino al andar y mirar con esperanza el futuro, sabiendo que ese futuro se siembra en el presente.
Y enhorabuena, especialmente a Samuel, por su esfuerzo, su valentía, sus ganas de salir adelante; por todo lo conseguido y por todo lo por llegar.
Si alguna persona tiene interés en que Samuel le haga un dibujo a partir de una fotografía, puede ponerse en contacto conmigo a través del whatsApp 669 642 832.
La conducta, los comentarios, las actitudes que en general tenemos ante la vida, moldean la forma de ser de los hijos, incluso cuando son adultos. Dejamos en ellos una huella en forma de mandatos familiares que, nosotros a nuestra vez, hemos recibido de nuestros padres.
Los mandatos familiares son códigos verbales y no verbales que funcionan como un contrato que se repite de generación en generación dentro de un mismo sistema familiar. Se trata de un contrato que no se firma, cuyas condiciones no se eligen, incluso ni siquiera se es consciente de esas condiciones y que, sin embargo, se siguen de manera automática.
Son mensajes repetidos una y otra vez dentro del sistema familiar: “confiamos en ti”, “te apoyamos”, “haz bien y no mires a quien” o “la gente es muy hipócrita”, “eres un vago”, “no te fíes de nadie”. Son mensajes que van calando en la mente de los miembros del sistema de forma imperceptible.
Hay, por tanto, modelos de familias que transmiten valores positivos y que crían hijos seguros y felices, mientras que otros son disfuncionales. Así, hay familias que nunca dicen a sus hijos que algo está bien hecho porque creen que nunca está suficientemente bien hecho. Hay otras que sabotean. En este caso el mensaje es que no eres bueno para nada. Otras dejan a un lado las necesidades de los hijos para enfocarse en ellos mismos. Cuando un hijo tiene problemas en vez de buscar las causas del problema, el niño es el problema y cuando obtienen buenos resultados les recuerdan constantemente que ha sido gracias a ellos.
Reflexionar sobre aquello que nos han transmitido es un acto de introspección que nos ayudará a detectar aquello que hemos recibido pero que nos hace infelices. Ser familia no implica tener una lealtad ciega a los mandatos familiares. A veces, desafiar y romper los mandatos del clan familiar es una necesidad para nuestro bienestar emocional y el de las generaciones futuras del sistema familiar.
Los niños pequeños absorben de manera natural las creencias y valores del sistema familiar. Al crecer podemos comprobar que algunas de estas creencias juegan en nuestra contra porque esos contratos o lealtades invisibles resultan negativas para nuestro propio crecimiento personal.
A medida que formamos nuestra concepción del mundo podemos alejarnos de aquellas ideas que han predominado en la familia y que se han transmitido de generación en generación si no queremos ser perpetuadores de las carencias del sistema, de sus creencias limitantes y de las expectativas negativas.
El genograma
El genograma es un instrumento particularmente útil para encontrar patrones de problemas hereditarios, conflictos inter o intrageneracionales y pautas de conducta transmitidas dentro del sistema familiar.
Se trata de una representación gráfica de la información básica de, al menos, tres generaciones de una familia. Incluye información sobre su estructura, los datos demográficos de los miembros y las relaciones que mantienen entre ellos.
Es una herramienta muy útil utilizada por distintos profesionales con vistas a hacer una intervención psicológica, médica, pedagógica, psicosocial, etc. Sin embargo, cualquier persona también puede hacer su genograma como forma de autoconocimiento.
El genograma nos lleva hacia nuestra propia historia personal. Dicha historia empezó a escribirse antes incluso de que naciéramos. Como generalmente sólo nos llega una parte de esa información, el resto lo podemos recuperar con este método.
A través del genograma podemos prevenir patrones que se repiten en generaciones anteriores y tomar conciencia de estas dinámicas repetitivas del pasado, que se heredan de manera imperceptible, pero que pueden frenar el crecimiento personal y nos pueden generar infelicidad.
Romper con los mandatos familiares no siempre es fácil, ya que algunas familias transmiten la idea de que cuestionar las creencias y valores de la familia es una traición o una deslealtad. Así, se repiten frases como: “en nuestra familia siempre se ha hecho así”, “eso es inaceptable”, “si lo haces nos avergüenzas”, “eres la oveja negra”, etc., por lo que a veces es difícil dejar de seguir esos mandatos.
En esos casos es recomendable buscar ayuda profesional porque romper con estas relaciones negativas no es sencillo. Hace falta reaprender nuevas actitudes, soltar viejos hábitos, desarrollar roles diferentes, etc.
En el caso de familias adoptivas es importante incluir en el genograma el sistema familiar de origen de los hijos adoptados, aunque se tenga poca información. Las familias adoptivas tenemos que ser conscientes de que en nuestros hijos coexisten dos sistemas familiares: el de origen y el actual. Integrar ambos sistemas es fundamental. Cuando adoptamos nos hacemos cargo no sólo del presente y el futuro de ese niño, sino también de su pasado.
Cómo hacer el genograma
Para hacer el genograma es importante recabar información a familiares y usar una serie de símbolos a través de los cuales se establecen las líneas de parentesco y los patrones de relaciones dentro del sistema familiar.Proporciona un acceso rápido y muy visual a información con fuerte contenido emocional (nacimientos, muertes, abortos, enfermedades, adicciones, conflictos, etc.) dentro de la familia.
Se puede hacer a mano o a través de programas online. Uno de los más conocidos es Genopro, que tiene una versión gratuita.
A continuación vemos algunos de los símbolos habitualmente utilizados.
El Ministerio de Justicia invitó el pasado día 26 de Febrero a Tolerancia Ceroa participar en el trámite de audiencia e información pública del Anteproyecto de Ley Orgánica de Enjuiciamiento Criminal, para que formulara las propuestas y las aportaciones que considerara oportunas.
Dado que desdeTolerancia Cero trabajamos en favor de los menores, adolescentes y jóvenes que han sufrido Adversidad en la Infancia Temprana, trasladamos a los representantes del Ministerio nuestra preocupación porque dentro de este colectivo hay muchas personas afectadas sin diagnosticar y sin valoración de discapacidad, que en caso de que comisión de delitos no se podrían beneficiar de la nueva ley, que dedica todo uncapitulo a la persona encausada con discapacidad.
Se nos indicó que el Anteproyecto cuenta con suficientes garantías para que se pudiera evaluar la capacidad de culpabilidad de la persona con discapacidad no reconocida.Planteamos que en ocasiones la discapacidad que sufren estas personas es invisible en primera instancia y dimos algunas de las características de personas que sufren Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal o Trastorno de Apego. Escucharon atentamente nuestra exposición y se nos manifestó que, aunque el plazo para presentar alegaciones terminaba el día 1 de Marzo, alargarían dicho plazo hasta mediados de mes, de forma que pudiéramos enviar la información y los documentos que consideráramos oportunos.
Ante esta oportunidad, pasamos la información al Colectivo de Entidades de Adversidad Temprana (CEAT), del que TOLERANCIA CERO forma parte, con la intención de aunar esfuerzos y elaborar un dossier para remitirlo al Ministerio.
El Anteproyecto tendrá que afrontar un largo recorrido parlamentario y, posteriormente, unavacatio legisde seis años. Es decir, entre su publicación en el Boletín Oficial del Estado y la puesta en marcha se establece un período de tiempo de seis años, tiempo que se dedicará a abordar otras reformas estructurales, como la del Poder Judicial o el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal.
Este anteproyecto incorpora, como hemos mencionado, mecanismos de protección para personas con discapacidad, hasta ahora ausente en nuestro ordenamiento jurídico. Creemos, por tanto, que es fundamental que, aunque sea a largo plazo, trabajemos para hacer valer los derechos, en caso de conductas delictivas, de las personas que han sufrido Adversidad en la Infancia Temprana y presentan algún tipo de discapacidad.
La reforma parece en algunos artículos más voluntarista que realista, pero creemos que es una oportunidad muy importante para hacer valer los derechos de las personas que han sufrido Adversidad en la Infancia Temprana en el caso de comisión de delitos.
Yo iba para Geógrafa. Soy de la primera promoción de Licenciados en Geografía de la Universidad de Sevilla. Escogí esa carrera porque implicaba estar cerca de la naturaleza y a mí me encanta todo lo que tiene que ver con montañas y ríos, océanos y mares, cultivos y prados. Pero un niño se cruzó en mi camino.
Era hijo de una familia conocida. Tenía 6 años y le costaba aprender a leer y escribir. Se ganaba regañinas en casa y en el colegio día sí y día también. Yo no entendía por qué le regañaban en vez de hacer algo por ayudarle a aprender, así que sin más pertrecho que mi buena voluntad y la lectura de algunos libros sobre dislexia le propuse a sus padres que me dejaran intentarlo. Y ese niño aprendió a leer y a escribir.
Algo después hablando con el jefe de estudios del centro donde trabajaba como profesora de español para extranjeros, me dijo que su hijo tenía muy mala letra y aunque se pasaba el día haciendo caligrafías no mejoraba y, claro, regañina al canto por no mejorar. Era zurdo. Me ofrecí a echarle una mano porque siempre me han llamado la atención los zurdos. A lo mejor es porque yo soy zurda contrariada, quién sabe. Leí sobre zurdos y nos pusimos a trabajar. Resultó, que cogía mal el lápiz, colocaba el cuaderno de forma inapropiada, tenía problemas para subir y bajar cremalleras, atarse el lazo de los zapatos, peinarse, montar en bicicleta, practicar cualquier tipo de deporte, etc. Además era muy tímido y como no le gustaba el fútbol se pasaba el recreo leyendo, con lo cual tenía pocos amigos. Con tiempo y constancia aprendió a coger bien el lápiz, a colocar el cuaderno de la forma correcta, reptamos por el suelo, subimos y bajamos bordillos, usamos el peine, hicimos lazadas, jugamos a la pelota y aprendió a hacer los giros y los trazos de las letras de manera correcta. Yo se los “radiaba” y él los hacía en el aire, en arena, con pinturas de dedos y, finalmente, en el papel. Su letra mejoró, subió su autoestima y se convirtió en el portero del equipo de su colegio.
Fue así cómo empecé a formarme sobre dificultades de aprendizaje y la Geografía se fue alejando de mi horizonte.
Pasaron unos años, en los que también estudié Logopedia, hice un Máster en Orientación Educativa y llegó mi primera hija y con ella el contacto con el mundo de la adopción. Ahora los problemas tenían otro cariz, así que empecé a investigar y así fue como publiquéCuando los niñ@s no vienen de Parísy me planteé hacer otro Máster, esta vez en Asesoramiento en Materia de Adopción.
En todo ese tiempo nunca dejé de soñar que las cosas se podían hacer de otra manera, que no había que permitir que los niños sufrieran las incompetencias de los adultos para enseñarles de otra forma, porque aprender aprenden cuando sacamos a la luz sus potencialidades en vez de estar todo el día señalándoles sus carencias y dificultades. Y aprenden no sólo lengua o matemáticas. También aprenden otra forma de gestionar la frustración o los impulsos, en definitiva, otra forma de vivir la vida. Por eso a lo largo de los años me embarqué en diferentes proyectos innovadores y finalmente creéTolerancia Cero.
En éstas, que coincido con Rafa Llor, otro soñador que vive también en la periferia, como yo. Me había invitado a participar en una jornada de formación y yo estaba en esas fechas (abril de 2018) dando un curso en Madrid a profesores sobre Adopción y Escuela. Me propuso ir en AVE a Alicante y él me recogería allí. Total una hora en coche hasta Murcia. En esa hora hablamos de nuestra pasión común y de nuestros sueños. Coincidíamos en tantas cosas que parecía que nos conocíamos de toda la vida. Me habló de Albores y de su forma especial de entender el trabajo con menores con problemas graves de conducta. Había dejado un puesto seguro en la Administración creando y dirigiendo Centros de Menores para empezar desde cero a trabajar desde otra mirada. Había tantas coincidencias en tantas cosas, que me invitó a dar un curso centrado en temas adoptivos (dificultades de aprendizaje, elaboración del duelo, Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal, etc.) a los profesionales de Albores, el centro que había creado y que dirige. Desde entonces colaboramos en nuevas formas de trabajar con menores, adolescentes y jóvenes que han sufrido Adversidad en la Infancia Temprana.
En Octubre de 2019 la Asociación de familias adoptivas de Extremadura (AFADEX) nos invitó a unas jornadas de convivencia en Valencia de Alcántara, cerca ya de la frontera con Portugal. Quedamos en Mérida para ir juntos desde allí. Él venía de Murcia y yo de Sevilla. En el camino, ante los kilómetros y kilómetros que recorríamos sin apenas coches ni pueblos, le comenté a Rafa la necesidad de hacer algo virtual porque las familias no pueden estar desplazándose constantemente en busca de profesionales. Ya había hecho algunos trabajos en esa dirección y ahora al hablarlo con Rafa se hizo más patente y más potente en mi cabeza. Quedamos que comentaríamos el tema a las familias, pero una vez allí, los derroteros fueron por otro lado y no hubo oportunidad de hacerlo. A Rafa se le olvidó y a mí no me pareció oportuno cortar la línea que llevaba la reunión. Las familias le habían preguntado cómo había llegado a trabajar de esa forma tan novedosa y eficaz con menores que tienen problemas graves de conducta y estaba resultando realmente apasionante escuchar la historia. A la hora de la cena lo comentamos con algunas familias con las que compartíamos mesa y les pareció interesante, aunque no concretamos nada.
En el camino de vuelta más kilómetros y kilómetros sin coches ni pueblos y yo vuelvo a la carga. Rafa, tenemos que hacerlo. Iban pasando los kilómetros y cada vez lo veíamos más claro. Incluso se nos ocurrió el nombre: La Ventana,un espacio virtual donde esas familias que vivían a cientos o miles de kilómetros de un profesional, se pudieran asomar y conectar también con otras familias, deshaciendo ese sentimiento de soledad y aislamiento de los que muchas familias hablan con frecuencia. En Cáceres él continuó para Murcia y yo para Sevilla. A esas alturas ya no teníamos duda de que lo íbamos a intentar. Era el 13 de Octubre. A los pocos días hablamos con la dirección de Afadex y 4 familias aceptaron registrarse en La Ventana. La primera sesión grupal la tuvimos el 14 de Noviembre de 2019.
Cuando en noviembre de 2020 La Ventana cumplió un año le comenté a Rafa que sería bueno tener una web porque hasta ahora habíamos funcionado sólo con el boca a boca. Le dije que yo no la hacía si no era con Mercedes Moya. Tan convencida me vio que no dudó en aceptar la propuesta.
Conocí a Mercedes Moya, nuestra recién nombrada directora del departamento de comunicación, en 2012. Estaba recopilando artículos míos que andaban por aquí y por allí en diversos sitios de internet. Hablé un día con ella por teléfono para darle las gracias y otro para comentar un artículo que había escrito en su blog sobre el cumpleaños de su hijo pequeño. Dos horas de conversación sobre la forma de integrar la figura de la madre biológica de nuestros hijos en sus vidas y en las nuestras hicieron que los kilómetros que separan Almería de Sevilla desaparecieran. A partir de ahí empezamos una amistad y una colaboración que nos ha traído donde estamos hoy: La Ventana. Hemos pasado horas diseñando la web, soñando nuevas formas de trabajar con los menores y no tan menores que han sufrido Adversidad en la Infancia Temprana. Y es que Mercedes es otra soñadora.
En la crisis de 2008 cerró su negocio de toda la vida y decidió reinventarse haciendo lo que realmente le gusta y sabe hacer, aunque tuviera que hacerlo sin ningún tipo de contrapartida, excepto la satisfacción de hacer las cosas bien y de crear nuevas formas de comunicación dentro del mundo de la adopción. Hace 6 años empezó un proyecto fantástico que hoy es la mejor web sobre el tema. Quien quiera saber algo sobre adopción sólo tiene que ir a Adopción Punto de Encuentro.
Lo recuerdo todo: cuando buscaba el nombre para la web, el logo… pero sobre todo recuerdo que me dijo que estaba haciendo un curso sobre diseño de páginas web y que el profesor le había dicho que con el tema que había elegido iba a tener poco tráfico en internet. Se ve que no conocía bien a Mercedes y su fantástico dominio de tarea. Hoy su web tiene más de dos millones de visitas.
Desde 2007 he visitado muchos lugares de España hablando y dando conferencias y cursos sobre adopción y siempre pensando que hacía falta usar las nuevas tecnologías para llegar a muchos rincones donde había familias adoptivas pero no había especialistas en adopción. Así fue como empecé a soñar con una gran plataforma virtual que llegara a todas las familias, independientemente de donde vivieran. Y así conocí a Rafa y a Mercedes, otros dos soñadores. Todos vivimos en la periferia: Sevilla, Murcia y Almería, a muchos kilómetros de distancia y con muy malas comunicaciones entre ellas, pero esto no es obstáculo para trabajar juntos gracias a La Ventana y a internet.
Tengo que decir que, para mí, La Ventana es ese sueño conseguido. Llevaba desde 2012 intentándolo y 7 años después, es una realidad. Hoy trabajamos con unas 30 familias que viven en sitios muy distantes pero muy cercanos a la vez: Villanueva de la Serena, Don Benito, Jaráiz de la Vera, Mérida, Badajoz, Bergara, Archena, Mazarrón, Moratalla, Murcia, Cuenca, Tarragona, Palma de Mallorca, Ibiza, Sevilla, El Puerto de Santa María, Puente de Génave, Algeciras, Miranda de Ebro, Valencia, Madrid, Ciudad Real, Ubrique y hasta Ensenada, en Baja California (México). Y no solamente trabajamos con ellos, sino que entre todos se ha formado una comunidad de familias que cada mes comparten entre ellas preocupaciones y problemas, sueños e ilusiones.
Me encanta trabajar con los padres/madres y con sus hijos e hijas desde sus propios hogares, estar en contacto permanente con ellos en caso de necesidad. Compartir cada mes con todas las familias juntas momentos de formación, de acompañamiento y de diversión, que también nos reímos. Debido a la pandemia no hemos podido hacer ningún encuentro presencial, como teníamos previsto, pero todo llegará. Algún día nos veremos en algún lugar equidistante para disfrutar de tiempos de convivencia y de confidencias, de sentimientos compartidos y de horas de diversión. A veces todos juntos, a veces con actividades para cada grupo: padres, madres, niños, adolescentes, jóvenes… pero todos soñando con ser felices y hacer felices a los demás.
Puede parecer una utopía o una ñoñería, pero ¿Quién no quiere ser feliz? Puede llevar tiempo conseguirlo pero el camino se hace al andar. Por eso nunca dejaré de soñar. Bienvenid@s a La Ventana
Gracias a los avances en Neuropsicología hoy sabemos que la desnutrición pre y postnatal puede ser considerada un factor de riesgo y un predictor de bajo rendimiento escolar, ya que en esas etapas una nutrición adecuada es fundamental para el desarrollo cerebral. Sin embargo es uno de los factores que menos se tiene en cuenta a la hora de buscar las causas del bajo rendimiento escolar de muchos niños procedentes de adopción internacional.
La importancia de una nutrición adecuada empieza antes de nacer, con la nutrición de la madre. Las deficiencias nutricionales que durante el embarazo tienen mayor potencial para causar efectos adversos en los aprendizajes escolares son un inadecuado aporte de proteínas, así como una deficiente aportación de hierro y de yodo.
Estas carencias provocan dificultades en la coordinación visomotora y en la motricidad fina en general, así como pobreza de vocabulario, problemas de lectura, un umbral de atención bajo, trastornos de conducta, etc.
Por otra parte, la desnutrición ocurrida en los primeros años de vida tiene un efecto mayor que la ocurrida a edades más adelantadas, ya que puede ocasionar alteraciones que pueden ser permanentes e irreversibles. Entre estas alteraciones se encuentran valores bajos en las pruebas de lenguaje, en las perceptuales y de razonamiento abstracto, así como pobreza de memoria, labilidad emocional y falta de motivación.
En un estudio comparativo realizado en Chile entre dos grupos de escolares con y sin desnutrición en el primer año de vida, los resultados mostraron que los escolares que sufrieron desnutrición tenían un coeficiente intelectual 25 más bajo y su rendimiento escolar equivalente a la tercera parte del que presentaron los escolares no desnutridos.
EL CASO DE ETIOPIA
La dieta etíope está compuesta principalmente por cereales (maíz, sorgo, teff), cultivos de raíces y tubérculos (ensete, patatas, batatas), legumbres y semillas oleaginosas.
A pesar de la abundante población ganadera, el suministro alimentario procedente de productos pecuarios es muy limitado, especialmente en las áreas rurales, si exceptuamos las zonas nómadas donde la leche es uno de los componentes principales de la dieta.
Más de la mitad de los menores de cinco años y más de la cuarta parte de las mujeres en Etiopía son anémicos, siendo la causa principal la carencia de hierro debida al bajo consumo de alimentos de origen animal.
La carencia de yodo tienen aún una prevalencia elevada, en particular en las zonas montañosas del país. En 2005 sólo el 20% de los hogares consumía sal adecuadamente yodada.
La carencia de vitamina A es un grave problema de salud pública que afecta a los niños pequeños y a sus madres, llegando a alcanzar niveles alarmantes en Amhara y Tigray.
Según un informe de la FAO, la prevalencia de subnutrición en este país alcanza al 55% del total de su población, lo que significa que 36 millones de personas están subnutridas.
El consumo de calorías por día en Etiopía es de 1.667, menos de la mitad de las calorías que consumimos en los países desarrollados.
EL CASO DE MALI
La dieta tradicional de Mali se basa principalmente en cereales (mijo, arroz, sorgo, maíz). La alimentación básica se complementa con productos lácteos y en menor medida con legumbres, raíces feculentas (batatas, ñame y yuca) frutas y hortalizas.
La dieta carece de diversidad y es pobre en micronutrientres esenciales, siendo los índices de malnutrición muy elevados. La anemia, es decir, la falta de hierro, es un grave problema de salud pública, así como la carencia de vitamina A.
En Mali, uno de cada cuatro niños sufre malnutrición crónica.
CONCLUSIONES
– Todas estas circunstancias se consideran como factores de riesgo en cuanto a los aprendizaje escolares, ya que si un niño llega a la edad escolar después de haber sufrido desnutrición crónica en sus primeros años es probable que su rendimiento escolar se vea afectado negativamente en alguna forma e intensidad.
– Las alteraciones estructurales en el cerebro dependen de la duración y de la intensidad de la deprivación nutricional, así como también del estadio en el que se encuentre el cerebro en ese momento. El período de máximo crecimiento cerebral es el que ofrece mayor vulnerabilidad. Los dos primeros años de vida con los más claves en este sentido.
– La desnutrición pre y postnatal son factores de riesgo y predictores de bajo rendimiento escolar, por lo que es importante que las familias adoptivas cuyos niños procedan de zonas con malnutrición crónica lo tengan en cuenta ya que una vez incorporados a sus nuevas familias, estos niños también se incorporan a una sociedad con altas demandas en los aprendizajes escolares.
– Las mejoras en la nutrición después de los dos años, no siempre supone una recuperación del potencial perdido. Según un estudio realizado con niños coreanos adoptados por familias americanas, aquellos que habían sido adoptados antes de los dos años mostraban comparativamente mejores puntuaciones en pruebas cognitivas que los niños adoptados más tardíamente
– Las posibilidades de revertir estos condicionantes adversos dependen en gran medida de las interacciones mutuas de varios factores, entre los cuales son fundamentales un diagnóstico precoz, una rehabilitación apropiada y de calidad por medio de programas que estimulen las funciones cognitivas deficitarias y un soporte psicosocial y afectivo adecuado, tanto por parte de las mismas familias como de la comunidad educativa.
En algunos países, como Guatemala, Perú, Ecuador, Bolivia, etc. se están desarrollando iniciativas muy interesante donde se pueden apreciar los efectos de la desnutrición en el desarrollo físico, intelectual y psicológico de los menores. No se trata de niños adoptados, sino de comunidades rurales de dichos países, pero los resultados obtenidos son perfectamente representativos de lo que han vivido muchos de los menores procedentes de adopción internacional en cuyos países hay un alto índice de desnutrición.
Las familias y los centros educativos deben tomar conciencia de las consecuencias de la desnutrición en el rendimiento escolar para no ser injustamente punitivos con estos menores. Es bastante duro pensar que han salido de una situación de injusticia social, económica o política para introducirlos en otro sistema de injusticia, en este caso, injusticia escolar porque, a veces, tanto las familias como los centros escolares tienen unas expectativas académicas poco realistas. Lo cierto es que no siempre ese rendimiento académico está dentro de sus posibilidades debido, entre otros factores, a la desnunutrición que han sufrido durante el embarazo y/o los primeros años de sus vidas.