CUENTOS PARA CRECER

Los cuentos tradicionales encierran una gran sabiduría, tanto para los más pequeños como para los mayores. Comparto con vosotros algunos cuentos populares de distintos países del mundo que he recopilado.

EL PINCEL MÁGICO (China)

Adaptación: Marga Muñiz Aguilar

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Hace muchísimo tiempo, en un pueblo de China vivía un niño llamado Ma Liang. Lo que más deseaba en el mundo era convertirse en pintor. Sin embargo, su familia era tan pobre que no podía comprar ni siquiera un pincel.

Un día, mientras pasaba por delante de la escuela del pueblo, vio que los niños estaban pintando.

-Por favor, señor -­le dijo Ma Liang al profesor-­ me gustaría mucho pintar, pero no tengo pincel. ¿Me podría prestar uno?

-¡No molestes! ­-gritó el profesor-­ ¡No eres más que un pordiosero! ¡Fuera de aquí!

-Podré ser muy pobre ­-le dijo Ma Liang-­ pero aprenderé a pintar.

Aunque no tenía pincel, el pequeño usaba cualquier cosa para pintar. Si iba a recoger leña, usaba una rama para pintar en la tierra un pájaro. Si iba al río, metía la mano en el agua y con el dedo mojado dibujaba un pez sobre las rocas. A veces usaba también un pedazo de madera quemada para pintar flores y animales en cualquier superficie.

El caso es que cada día Ma Liang encontraba alguna forma de pintar. Y sus pinturas eran tan reales que la gente decía que el pájaro parecía que iba a volar o que el pez parecía que iba a salir nadando.

Ma Liang disfrutaba con los elogios de la gente, pero seguía pensando cuánto le gustaría tener un pincel.

Una noche, después de haber trabajado arduamente durante todo el día, se durmió. En su sueño vio a un anciano de barbas blancas y rostro amable que sostenía algo en las manos.

-Toma -­le dijo a Ma Liang­- Es un pincel mágico. Úsalo con sabiduría.

Cuando Ma Liang se despertó, se dio cuenta de que en los dedos sostenía un pincel. “¿Todavía estaré soñando?” ­se preguntó. Para comprobar que no era así, se levantó y pintó un pájaro. Para su sorpresa, cuando terminó de pintarlo, el pájaro agitó sus alas y salió volando. Más tarde pintó un ciervo y tan pronto como le dio la última pincelada, el ciervo salió corriendo hacia el bosque.

-“¡Es verdad, es un pincel mágico!” ­dijo Ma Liang.

Y de inmediato corrió hacia el pueblo para compartir la noticia con sus vecinos, que asombrados veían cómo todo lo que pintaba cobraba vida: juguetes para los niños que no tenían con qué jugar; vacas y herramientas para los agricultores pobres que no las podían comprar; platos llenos de comida para los que no tenían nada que comer… y así con todos los que necesitaban algo.

Muy pronto las noticias sobre Ma Liang y su pincel mágico llegaron a oídos de todos y naturalmente del codicioso emperador.

-¡Tráiganme a ese niño y su pincel! ­ordenó.

Sus soldados encontraron a Ma Liang y lo llevaron directamente al palacio. Una vez que el emperador se hizo con el pincel mágico, ordenó a sus soldados que metieran a Ma Liang en la cárcel. Entonces el emperador llamó al pintor real.

-Toma este pincel y píntame una montaña de oro  -­le ordenó.

Pero cuando el pintor real terminó la pintura, todo el oro que había pintado se convirtió en piedras.

-Este pincel parece que sólo funciona con el niño. ¡Tráiganmelo! ­-dijo el emperador.

Ma Liang fue llevado de nuevo ante su presencia.

-Si pintas para mí -­dijo el emperador-­, yo te daré oro y plata, ropa fina, una casa nueva y toda la comida y bebida que puedas desear.

Ma Liang fingió aceptar.

-¿Qué es lo que quiere que pinte? ­-preguntó.

-Píntame un árbol que en vez de hojas tenga monedas de oro ­-le dijo el emperador-, lleno de codicia.

Ma Liang tomó el pincel mágico y empezó a pintar. Pintó muchas olas azules, y de pronto el emperador se vio frente a un océano.

-¡Eso no es lo que te dije que pintaras! ­-gritó el emperador.

Pero Ma Liang lo ignoró y continuó pintando. En medio del océano pintó una isla. Y en esa isla pintó un árbol con monedas de oro en vez de hojas.

-¡Sí, sí, eso está mejor! ­-le dijo el emperador­- Ahora, rápido, píntame un barco para poder llegar a la isla.

Ma Liang pintó un gran barco velero. El emperador se subió al barco junto con sus soldados. Ma Liang pintó unas cuantas líneas y una suave brisa empezó a soplar. El barco se empezó a mover lentamente hacia la isla.

-¡Rápido, más rápido! ­-gritaba el emperador.

Ma Liang pintó entonces una línea curva muy grande, y empezó a soplar el viento.

-¡Más viento, más viento! -­gritó el emperador.

Ma Liang siguió pintando y las olas comenzaron a hacerse cada vez más grandes, meciendo el barco como si fuera una cáscara de nuez. Las olas llegaron a ser tan grandes que rompieron el barco en mil pedazos. El emperador y sus oficiales consiguieron llegar a la orilla de la isla, pero nunca más pudieron regresar al palacio.

De esta forma, Ma Liang liberó al pueblo de la tiranía de un emperador codicioso y pudo seguir pintando y viajando de pueblo en pueblo, usando el pincel mágico para ayudar a todas las personas que lo necesitaban.

 

Para los pequeños:

El maestro subestimó a Ma Liang por ser pobre. ¿Alguna vez has sentido que te subestimaban por tener poca habilidad jugando al fútbol, por no tener los mismos gustos que los demás, por ser de una raza diferente, etc.? ¿Qué has sentido en esos momentos? ¿Rabia, tristeza, enfado?

Todos estos sentimientos son normales, pero escucha lo que dijo el ex presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, cuando le preguntaron cómo había conseguido no sentir odio, a pesar de haber estado muchos años en la cárcel por defender la igualdad de derechos para todas personas:

LA AMARGURA SOLAMENTE NOS LASTIMA A NOSOTROS MISMOS. SI ODIAS, ESTÁS DÁNDOLE A ESA PERSONA TU MENTE Y TU CORAZÓN. NO REGALES NI DESPERDICIES NI UNA COSA NI LA OTRA, PORQUE AMBAS SON MUY VALIOSAS.

Para los mayores:

Si tienes un sueño, una ilusión, un deseo profundo… persíguelo.

Si todavía no sabes cuál es tu pasión o tu habilidad, puedes hacerte una sencilla pregunta: Si tuviera todo el tiempo y todo el dinero del mundo ¿a qué me dedicaría?

Todas las personas venimos a este mundo con un propósito. La respuesta a la pregunta anterior es la respuesta a tu propósito en la vida.

Si quieres alcanzar ese propósito, haz un buen uso de tus habilidades. El resto vendrá por añadidura, como le ocurrió a Ma Liang.

 

REPÚBLICA POPULAR CHINA

Captura de pantalla 2015-10-01 a la(s) 17.50.06China está situada en el este del continente asiático y es el país más poblado del mundo, con 1.300 millones de habitantes. Tiene una cultura milenaria que destaca por ser la cuna de grandes inventos, como la pólvora, la imprenta, la brújula, la tinta, el papel, el ábaco, la porcelana y las cometas, entre otros.

Entre sus monumentos más conocidos está la Gran Muralla China, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987. Se extiende a lo largo de miles de kilómetros y fue construida para defenderse de los invasores del norte.

China es uno de los países con más variedades de especies de animales salvajes, entre las que destaca el Oso Panda.

Actualmente es la segunda economía a nivel mundial.

 

EL VIAJE DE ADOPCIÓN DESDE LA MIRADA DE UN NIÑO

Indudablemente  la mayoría de las familias adoptivas recordamos el viaje en el que por primera vez abrazamos a nuestros hijos como el más emotivo de nuestras vidas. No importaba si se tenía miedo a volar, o incluso pánico. En esa ocasión eso era lo de menos. No conozco ningún caso que pese a ese miedo alguien hubiera decidido no volar y que lo hiciera otra persona en su lugar. Con tranquilizantes, técnicas de relajación o con lo que fuera, se hace el viaje y se vive con una intensidad inmensa. Claro que los mayores lo sabemos todo: que a partir de esos momentos vamos a compartir nuestras vidas con ellos… que es para siempre…que la sangre o la genética no es la única forma de convertirse en familia…

Pero, ¿cómo lo viven los pequeños? ¿Es tan apasionante para ellos, teniendo en cuenta que no nos conocen; no saben dónde los llevamos, ni por cuanto tiempo; ni siquiera saben cuando volverán si es que vuelven; además, no entienden nuestras palabras; les resultan extraños nuestros olores y sabores; escuchan ruidos raros y ensordecedores;  les pedimos cosas incomprensibles y desconcertantes; y así un largo etcétera.

Por eso me gustaría compartir con vosotros algunas de la vivencias de Yosef durante ese viaje. Yosef es el segundo hijo de Ana y Pablo, los protagonistas de mi novela Detrás de tu mirada, donde quise reflejar desde la ficción muchas de las experiencias que como familias adoptivas hemos vivido y seguimos viviendo. Quizás al verlo desde la perspectiva del pequeño nos resulte más fácil entender algunas cosas… o quizás todas.

YOSEF

Tengo miedo. No sé dónde estoy. Hay muchos niños, pero no son mis hermanos. No conozco a nadie. Quiero ir con mi abuela. Han pasado muchos días desde que me trajeron a este lugar. No quiero estar aquí y nadie me dice dónde está mi abuela.

Ayer vinieron unas personas muy raras. Me he asustado y he salido corriendo. Nunca había visto a nadie así. Tenían un color muy raro, como la leche, una nariz larga y un pelo muy diferente al nuestro. Tenían también un olor extraño. Además, yo no los entendía. Venían con una niña como yo, pero que no hablaba como yo. Ella sí los entendía. Me dieron unos regalos que yo quise compartir con los demás niños, pero un hombre que venía con ellos me dijo que eran sólo para mí.

Hoy han vuelto. Ese mismo hombre dice que me tengo que ir con ellos, pero yo no quiero. Yo quiero ir con mi abuela. Y me he puesto a llorar. Han intentado consolarme y me han sonreído pero yo no quería entrar en el coche. Me han llevado a una casa muy grande, tanto que yo nunca había visto ninguna así. Las ventanas estaban unas encima de otras y había una habitación que subía y bajaba cuando apretabas en la pared. A mí al principio me daba miedo entrar porque, además, nadie abría ni cerraba la puerta. Lo hacían ellas solas. ¿Y si un día no querían abrirse, nos quedaríamos allí para siempre? A los pocos días vi que siempre se abría, así que ya no me daba miedo, incluso me gustaba tocar en la pared para que subiera y bajara.

Cuando llegamos a aquella casa tan grande era de noche y me quisieron quitar la ropa, así que me enfadé, aunque al momento me dieron otra. Lo que no entendí era por qué me quitaban la mía y me ponían otra, pero estaba tan cansado que simplemente me dormí. Cuando me desperté por la mañana volvieron a hacer lo mismo. Me quitaron la ropa que me habían puesto la noche anterior y me pusieron otra diferente. No había quien los entendiese. Con la niña hacían lo mismo y ellos también.

Después entramos en la habitación que subía y bajaba y cuando la puerta se abrió estábamos en un lugar muy grande con muchas mesas y sillas. Nunca jamás había visto tanta comida junta. Aunque todo tenía un sabor extraño, como tenía hambre me lo comía. El problema fue que querían que cogiera la comida con un pincho. A mí no me gustaba meterme eso en la boca, así que yo lo soltaba y cogía la comida con las manos. Insistieron varias veces, aunque finalmente me dejaron hacerlo como yo quería.

En aquella habitación grande había muchas personas como ellos. Algunos tenían el pelo amarillo y los ojos del color del cielo. A mí me asustaban. Nunca había visto a nadie así.

Yo estaba todo el tiempo enfadado porque quería ir con mi abuela, así que lloraba y lloraba. Con la única que no estaba enfadado era con la niña, que me hacía reír con los juguetes. Entonces el hombre y la mujer aprovechaban mi buen humor y repetían una y otra vez hermana y la miraban a ella, papá y lo miraban a él, mamá y la miraban a ella. Entonces decían Yosef y me miraban a mí, pero yo no entendía qué querían decir.

A los pocos días dejamos aquella casa y fuimos a otra todavía más grande donde había muchas personas con cajas que tenían ruedas y que arrastraban como si pesaran mucho. Nosotros también las teníamos. Por una de las paredes se podía ver lo que había afuera. Miré y vi lo que parecía un gran pájaro, que me pareció muy raro. Nunca había visto nada igual. Estuvimos mucho rato sentados. Yo no sabía por qué teníamos que estar sentados tanto tiempo porque no hacíamos nada. A mí no me gusta estar quieto, así que me levantaba e iba de un lado para otro. Entonces el hombre blanco venía detrás de mí y me devolvía a la silla. Ahora sabía que se llamaba así porque lo había oído decir en aquella habitación grande donde comíamos.

De pronto se escucharon unas palabras, aunque nadie hablaba. Todos estaban muy atentos mirando a ningún sitio. Las palabras sonaban muy fuertes. Yo no conocía a nadie que pudiera hablar así y me asusté. Entonces se dejó de oír la voz, se levantaron todos al mismo tiempo y se pusieron unos detrás de otros con unos papeles en las manos. Ahora el hombre y la mujer se pusieron muy serios. Él me cogió a mí de la mano y ella cogió a la niña. A mí no me gustó e intenté soltarme, pero me miró a los ojos y dijo No muy serio. Yo no sabía qué le pasaba porque antes me había dejado corretear un poco si no me alejaba mucho. El caso es que todos empezaron a andar. Yo no sabía adónde íbamos y miraba a un sitio y a otro asustado. Pasamos por un lugar estrecho, todos muy juntos, y entonces entramos en un sitio con muchas sillas pegadas unas a las otras que no se podían mover. Todo el mundo miraba los papeles que llevaban en la mano y después hacia arriba. No sé qué les pasaba. Yo me quise sentar en una silla que estaba vacía pero el hombre no me dejó. Siguieron mirando hacia arriba y al poco se pararon. Entonces pusieron las cajas más pequeñas con ruedas en un lugar alto y nos sentamos. Las cajas grandes las habían dejado antes en un sitio donde se movían sin que nadie las empujara. Además las ruedas no estaban en el suelo, así que no sé cómo lo hacían.

Cuando todas las personas pusieron las cosas en ese lugar que estaba encima de nuestras cabezas, se sentaron y empezaron a atarse a sí mismas. Yo no quería que me ataran pero el hombre lo hizo a la fuerza. Aquello no me gustó nada, así que me enfadé y empecé a dar patadas. Cuando vi que no podía hacer nada porque no sabía cómo desatarme miré por una ventana pequeña y vi otro pájaro grande. Entonces supuse que nosotros estábamos dentro de uno. Al poco se empezó a mover. Después escuché un gran ruido, que me asustó, y vi por la ventana que se levantaba del suelo y empezaba a volar. Me caí hacia atrás en el asiento y empecé a llorar, tanto que me quedé dormido.

Cuando me desperté algunas personas seguían atadas y otras no. Yo quise, entonces, desatarme y en esta ocasión me dejaron, no sé por qué. Entonces empecé a correr de un lado para otro del pasillo, hasta que apareció una mujer empujando algo y sacando de allí comida. El hombre me dijo que me tenía que sentar y entonces no me importó hacerlo porque tenía mucha hambre. La mujer nos dio a todos una tabla con unas cajas que tenían comida dentro. Además, también había un pincho y dos cosas más que no sabía para qué servían. ¿Me obligarían otra vez a usar ese pincho para comer?

Había mucha comida, así que guardé un poco para cuando tuviera más hambre. El pincho venía en una bolsa, lo saqué y puse allí un poco de comida. Al principio me la quisieron quitar pero yo me puse a gritar y entonces me la dejaron. No la quise soltar en todo el tiempo por si acaso me la querían quitar otra vez. Hasta me dormí con la bolsa en la mano.

Un fuerte dolor de oídos me despertó y empecé a llorar. Entonces me dieron algo que era redondo y duro con un palo dentro, pero como yo no sabía qué hacer con eso, me acercaron la mano a la boca. Yo al principio me resistí porque no sabía qué era, pero cuando mis labios lo tocaron sentí que estaba dulce, así que me gustó y empecé a chuparlo, hasta que me lo metí definitivamente en la boca. Entonces me pareció que me dolían menos los oídos, con lo cual lo chupaba con más fuerza. El sabor era desconocido para mí, pero el hecho de que me dolieran menos los oídos cuando lo chupaba era motivo suficiente para seguir chupando y chupando cada vez con más fuerza.

De pronto, cuando más entusiasmado estaba con aquello en la boca que me quitaba el dolor de oídos, sentí un golpe debajo de mí que me asustó y al mirar por la ventana vi que el gran pájaro ya no volaba. Estábamos otra vez en el suelo.

Después de un momento todo el mundo empezó a desatarse a sí mismos. El hombre me ayudó a mí y la mujer a la niña. Todos nos pusimos de pie y, después de coger las cajas con ruedas de encima de nuestras cabezas, empezamos a andar. Pasamos por algo que parecía un tubo largo y estrecho y al final terminamos en una habitación más grande. Anduvimos un rato y llegamos a un lugar donde había muchas personas mirando al mismo sitio. Parecía una alfombra larga y estrecha. Al principio estaba quieta, pero al poco rato empezó a moverse y aparecieron las cajas grandes con ruedas. Todo el mundo las miraba muy atentamente. De vez en cuando alguien decidía coger una y se la llevaba y los demás no decían nada. A mí todo aquello me parecía muy raro, así que pensé que lo mejor sería darse prisa y coger una antes de que los demás se las llevaran todas y nos quedáramos sin ninguna, pero me agarraron del brazo en el momento que estaba intentando subirme encima para cogerla más fácilmente porque algunas eran muy grandes.

Entonces la mujer me agarró de la mano y, aunque yo me quería soltar, no pude porque me la sostenía con fuerza. En la otra mano tenía a la niña, pero ella no se resistía y me miraba sonriendo.

Finalmente el hombre decidió coger dos cajas con ruedas de las más grandes y las puso encima de una especie de carro. Después puso las más pequeñas y me quiso poner a mí encima de todo, pero yo me negué en redondo. No me fiaba de todo aquello. Empecé a corretear de un lado para otro y vino la niña, me tomó de la mano y me llevó de nuevo con ellos.

Cuando salimos de aquella gran casa otra vez se pusieron unos detrás de otros hasta que nosotros estuvimos los primeros. Entonces apareció un coche y metieron todas las cajas con ruedas dentro. Desde la ventana lo que vi me asustó. Había coches por todas partes y las casas eran tan altas que era imposible que no se cayeran. Lo que sí me gustó era que había muchas luces de colores.

De pronto el coche se paró y bajaron todas las cajas. Entonces entramos en una de esas casas altas y vi que había también una habitación de las que suben y bajan. Como las conocía, ya no me daban miedo. Al contrario, me encantaba tocar en la pared para que subiera y bajara, lo que ocurrió fue que una de las veces en vez de subir empezó a sonar un ruido muy fuerte que me asustó, no sólo a mí sino también a la mujer, al hombre y a la niña. Entonces aparecieron más personas. Una mujer mayor empezó a dar besos a la niña y quiso hacer lo mismo conmigo, pero yo salí corriendo porque a mí no me gustaba que me hicieran eso. También salió un hombre que sonreía y otro que parecía estar enfadado.

Cuando todos se fueron la habitación subió y cuando salimos había una puerta delante de la que pusieron las cajas grandes, las pequeñas, las bolsas y todo lo que traíamos. Metieron un pincho en la puerta y ésta se abrió. La niña salió corriendo hacia dentro. Yo me quedé afuera porque no sabía qué había dentro. Al final, cuando todo estaba en el interior yo también entré porque no me quería quedar fuera yo solo.

Busqué a la niña y la encontré mirando dentro de un lugar que tenía mucha comida. Antes de que pudiera desaparecer cogí varias cosas para guardarlas en la bolsa que todavía llevaba en la mano con la comida que me había sobrado cuando aquella mujer nos trajo las cajas, pero me las quitaban de las manos y las volvían a meter dentro. Me decían algo que yo no entendía y se iban, así que yo volvía a coger alguna comida y la volvía a guardar en la bolsa, así hasta que desistieron de quitarme las cosas.

Después empezó la misma historia de otras veces: me querían quitar la ropa y ponerme otra, pero yo me resistí. No me gustaba eso de cambiar de ropa antes de dormir. Ellos también lo hacían, pero parecía que les gustaba.

Lo peor fue cuando me dejaron solo en una habitación muy oscura donde había una cama. Querían que me acostara allí solo. Yo no entendía qué pasaba. Estaba muy cansado pero no me quería dormir por si se iban todos y me dejaba allí en aquel lugar que yo no conocía, así que empecé a llorar.

En la otra casa donde había tantos niños no servía de nada llorar porque nunca venía nadie, pero con ellos era diferente. Si lloraba venía alguno. Unas veces el hombre, otras veces la mujer e incluso a veces la niña. Así que me puse a llorar. No me costó ningún trabajo porque estaba muy asustado. El problema era que venían me decían algo que yo no entendía y se iban, así una y otra vez, hasta que la mujer decidió llevarme con ella a una cama grande. ¡Menos mal! Yo estaba acostumbrado a sentir a mi abuela cerca de mí por la noche y el contacto con el cuerpo de la mujer me tranquilizó. Entonces me dormí.

 

7 IDEAS EQUIVOCADAS SOBRE EL SAF/TEAF

Hay algunas ideas ampliamente extendidas en torno al Saf/Teaf, que son perjudiciales para entender en toda su complejidad la situación de las personas afectadas por el Saf/Teaf. Si no se desmontan estas ideas no se puede responder de manera adecuada a sus necesidades.

Antes de poder ayudar a personas con Saf/Teaf de una manera efectiva, hay que entender la verdadera naturaleza de su discapacidad.

Vamos a analizar 7 de las ideas que son frecuentemente consideradas como ciertas, cuando en realidad, se trata de equivocaciones comunes en torno al Saf/Teaf.

1.- Las personas con Saf/Teaf siempre tienen retraso mental.

Aunque es cierto que el Saf/teaf produce un daño cerebral durante la etapa prenatal y que cada persona que lo padece tiene fortalezas y debilidades cognitivas específicas, no todas las personas con Saf/Teaf tiene retraso mental. De hecho, es posible tener Saf/Teaf y tener un CI dentro del rango normal.

Solamente los niños más severamente afectados, es decir, con una clara microcefalia y con otras malformaciones físicas, son fácilmente detectables en el momento del parto.

2.- Los problemas de conducta asociados al Saf/Teaf son el resultado de habilidades parentales pobres o de un mal entorno familar.

Las personas con Saf/Teaf nacen con algún tipo de daño cerebral, por lo que no procesan la información de la misma forma que la mayoría de las personas y no siempre se comportan de la manera que los demás esperan de ellos.

El daño cerebral, de hecho, puede permear incluso el mejor de los ambientes y provocar problemas de conducta que son auténticos retos para las familias.

Las familias y los cuidadores de estas personas necesitan ayuda y apoyo, no críticas.

Por supuesto, un entorno comprensivo y cariñoso ayuda a los niños con Saf/Teaf, pero su ausencia no es la causa primaria de la discapacidad.

3.- Admitir que los niños con Saf/Teaf tienen daño cerebral significa que la sociedad se inhibirá ante sus problemas y dejará de ofrecerles recursos y apoyos.

Algunas personas piensan que aceptar el daño cerebral implica que se les deje sin esperanzas y sin opciones de tratamiento. Sin embargo, es todo lo contrario. Hasta ahora no se ha prestado atención a sus necesidades precisamente por el desconocimiento que había en torno a estos trastornos.

4.- Los niños afectados en un momento dado superaran el Saf/Teaf.

El Saf/teaf dura toda la vida, aunque sus manifestaciones y complicaciones asociadas varían con la edad. Los niños con daño cerebral generalmente requieren más tiempo de vida tutelada y muchos necesitan más ayuda de la habitual para alcanzar su nivel óptimo de adaptación al sistema de vida normalizado.

Entender esto puede ayudar a las familias a planificar para sus hijos una transición estructurada entre la escuela y el trabajo.

5.- Diagnosticar a un niño con Saf/Teaf frustrará su desarrollo.

Diagnosticar simplemente significa reconocer una enfermedad por sus síntomas. El problema no es el diagnóstico, sino la falta de recursos y conocimientos que hay en la actualidad entre muchos profesionales sobre como tratar la enfermedad.

Por otra parte, el diagnóstico no frustra nada, sino que simplemente frena las expectativas poco realistas. En la práctica, muchos afectados y sus familias respiran aliviados cuando reciben el diagnóstico porque así al menos entienden el origen de sus problemas.

6.- Es inútil diagnosticar Saf/Teaf porque no tiene realmente un tratamiento adecuado.

Esta actitud no se suele tener con otras enfermedades incurables, como por ejemplo, el autismo. ¿Por qué tenerla en este caso?

Para cualquier familia es mejor educar a un hijo una vez que conoce el diagnóstico, ya que tanto la familia como la escuela pueden proponerse metas y objetivos para asegurarse que el niño alcanza su máximo potencial.

Tener el diagnóstico ayuda a entender ciertas conductas que de otra forma resultan incomprensibles y ayuda a explicar a otras personas estas conductas. También sirve para responder de una manera más apropiada a estas conductas.

Un diagnóstico también ayuda a las familias a crear grupos de apoyo con otras familias que tengan hijos con el mismo problema.

El diagnóstico, además, proporciona visibilidad y la visibilidad promueve la búsqueda de soluciones.

7.- Las personas con Saf/Teaf actúan siempre de manera que la sociedad considera como irresponsable o inapropiado.

Las personas con Saf/Teaf habitualmente les importa mucho complacer a los demás y desean ser aceptado por otros, pero sus problemas orgánicos con la memoria, procesamiento de la información, o los efectos de la sobreestimulación, hace que todo funcione en contra de sus deseos.

Simplemente tienen problemas entendiendo los significados y las relaciones de un mundo demasiado complejo para ellos. Además, la experiencia repetida de fallar en alcanzar las expectativas que los demás tienen sobre ellos, puede generar un rechazo a enfrentarse a retos y dificultades.

Marga Muñiz Aguilar

BALANCE DE LOS PRIMEROS 6 MESES

 

Tolerancia Cero es una asociación joven, tenemos solamente 6 meses de vida, ya que iniciamos nuestras actividades el 9 de Septiembre de 2017, Día Mundial del SAF. En este corto periodo de tiempo, hemos realizado las siguientes actividades:

– El 8 de Septiembre, con motivo del Día Internacional del Síndrome Alcohólico Fetal, nos entrevistaron en Canal Sur donde pudimos dar a conocer las graves consecuencias de este síndrome en niños procedentes tanto de adopción nacional como internacional.

– El 9 de Septiembre nos entrevistaron en el periódico El País, donde pudimos alertar de los peligros del consumo de alcohol durante el embarazo y sus consecuencias en la población adoptada.

– El 21 y 28 de Septiembre celebramos las Primeras Jornadas Virtuales sobre TEAF en colaboración con la Escuela de Familias Adoptivas, dependiente de la Escuela Andaluza de Salud Pública. Se inscribieron más de 500 personas entre familias afectadas, profesionales de la enseñanza, sanidad, psicología, profesores de Universidad, estudiantes, etc.

– El 27 de Octubre celebramos una Charla Virtual sobre Conductas Típicas del TEAF que se suelen malinterpretar.

– En 16 de Noviembre inauguramos nuestro Canal de Ivoox con una entrevista a Rosa Fernández, Profesora de la Universidad de Coruña, titulada El impacto de la adversidad temprana en el presente.

-El 18 de Noviembre publicamos una entrevista sobre Problemas de aprendizaje y Optometría Comportamental a José Luís Arévalo.

– El 27 de Noviembre publicamos una entrevista a Mariló Gascón sobre Mindfulness en casa y en el colegio.

– El 30 de Noviembre y el 14 de Diciembre de 2017 celebramos el Encuentro Virtual sobre Necesidades Educativas derivadas de la Adversidad Temprana en la Infancia en colaboración con la Escuela de Familias Adoptivas, dependiente de la Escuela Andaluza de Salud Pública.

-En Navidad de 2017 hicimos una campaña de prevención sobre los riesgos del consumo de alcohol durante el embarazo ¿Alcohol? No, gracias.

– El 8 de Enero de 2018 publicamos una entrevista a la psicóloga Vinyet Mirabent sobre Conductas de riesgo en la adolescencia.

– El 2 de Febrero de 2018 hemos participado junto con las asociaciones Atlas, Saf Group, Petales, Afasaf y Ginso en una reunión con la Subdirectora General de Información y Atención al Paciente y con el Jefe de Área de Información y Atención al Paciente de la Dirección General de Coordinación y Humanización de la Asistencia Sanitaria de la Comunidad de Madrid para plantear la necesidad de disponer en la red de Salud Pública de unidades especializadas para el diagnóstico y tratamiento adecuados de las Patologías del Desarrollo, comunes en niños y niñas que han sufrido Adversidad Temprana en sus Infancias.

– El 3 de Febrero de 2018 participamos en Madrid en la Jornada organizada por SAF Group, Afrontando y superando retos, con una ponencia sobre las Conductas típicas del Saf que se suelen malinterpetar.

– El 23 de Febrero enviamos a Jordi Évole una propuesta para que trataran el tema del SAF en el programa Salvados, ya que habían hecho una convocatoria pública para que se sugirieran temas para tratar en el programa.

– El 24 de Febrero de 2018 organizamos una jornada lúdica para jugar a ping pong, dadas las ventajas que tiene este deporte para desarrollar las habilidades cognitivas deficitarias que tienen algunos menores, adolescentes y jóvenes adoptados.

– El 26 de Febrero de 2018 publicamos una entrevista a Cari McCay, trabajadora social y medidora familiar sobre las actitudes xenófobas o racistas con las que se encuentran los hijos de familias que han adoptado transracialmente.

– El 27 de Febrero de 2018 Tolerancia Cero fue elegida por una voluntaria de Fundación Telefónica como asociación receptora de una subvención para celebrar el próximo día Mundial del Saf en Madrid con actividades para los menores afectados y sus familias, así como para dar visibilidad a la sociedad de este síndrome.

– 12 de Marzo de 2018. Convocatoria de un Curso de Formación del Profesorado de 21 horas sobre Adversidad Temprana y Rendimiento Escolar, organizado por el Centro Territorial de Innovación y Formación de la Comunidad de Madrid.

– 13 de Marzo. Hemos contactado con la Fundación alcohol y Sociedad financiada por la Federación Española de Bebidas Espirituosas (FEBE) para que incluyan en sus proyectos la prevención del consumo de alcohol durante el embarazo. Están estudiando la documentación que les hemos remitidos para incluirlas en su web y se han comprometido a dar difusión del Curso de Formación del Profesorado en los institutos de la Comunidad de Madrid donde imparten cursos sobre el consumo de alcohol entre los adolescentes.

– 14 de Marzo. Publicación de Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal. 10 Estrategias para el Profesorado.

– 15 de Marzo. Organización para el mes de junio de un Taller de Mindfulness para niños y niñas adoptados.

– El 21-13 de Junio participaremos en el IX Congreso Internacional de Psicología y Educación: Psicología, Educación y Neurociencias: Construyendo puentes para el desarrollo humano. Logroño. Nuestra ponencia será sobre El Impacto de la Adversidad Temprana en los Aprendizajes Escolares.

– El 4 de Julio participaremos en unas jornadas organizadas por la Universidad Rey Juan Carlos, con una ponencia sobre TEAF.

Trabajamos por un presente y un futuro más justo para todos aquellos menores adoptados que sufrieron adversidad temprana en su infancia, con el objetivo de que esa adversidad no siga estando presente en su día a día en forma de maltrato institucional, social o de cualquier otro tipo. Ante estas situaciones, nuestra actitud siempre será Tolerancia Cero.

TOLERANCIA CERO se financia con las cuotas de sus socios. Nuestra finalidad es conseguir diagnósticos, tratamientos y recursos adecuados para todos los niños, adolescentes y jóvenes que han sufrido adversidad temprana en su infancia (Saf, Teaf, Trastorno de Apego, Malnutrición pre y postnatal, etc).

Si te sientes identificado con nuestro trabajo y quieres contribuir a esta causa, hazte socio/a

Mientras más seamos más impacto tendremos en la sociedad y más cambios podremos conseguir.

 

Curso de Mindfulness

 

 

Os animamos a aprovechar esta oportunidad de que vuestros hijos aprendan a parar, dejar sus impulsos, prestar atención. Este aprendizaje les llevará, además,  a cultivar la paciencia, confianza y aceptación con ellos mismos y con los demás.

Tenéis toda la información en el siguiente enlace: Taller Mindfulness.

Aquí podéis escuchar la entrevista que hicimos a Mariló Gascón, con motivo de la publicación de su libro, Mindfulness en casa y en la escuela, donde explica las ventajas que tiene ésta práctica para los niños/as.

¡Os esperamos!